Gesto Mecánico
Gesto Mecánico
Karen Hermosilla
Ediciones Cataclismo
79 pág.
La figura femenina en la literatura siempre ha sido mirada de una forma peyorativa por la institución falocentrica imperante: El canon masculino. Innumerable son los casos donde más que considerar el genio creativo, se les margina al campo de la locura por el simple hecho de tener ovarios. María Luisa Bombal, Virginia Wolf, Alejandra Pizarnik son los vivos ejemplos de esta misoginia.
Por esto, cuando aparece una nueva voz femenina, portadora de la poesía del mundo, genera suspicacias (hasta el grado de enronchar) a los mentecatos bebedores de cerveza a los que llamamos intelectuales.
De esto sabe muy bien Karen Hermosilla (Beca de Creación literaria 2008), y no le importó al momento de decidirse a publicar Gesto Mecánico, caliente e incendiario poemario, que nos posiciona en la cama incestuosa de la política, donde la poesía aflora como un gemido ahogado en el placer culpable.
“Los clítoris fueron trocados por chips lanza agua
Jajaja
¡¡Demócratas!!
¡¡Esfuerzos vanos!!
No tengo asco de los animales ni de las gatas parricidas
No tengo asco de mi cuerpo junto al operador político
Devorándome
¡Impúdica evolución numeraria!”
Es así como este gesto mecánico se va nutriendo con la maraña pop nacional hasta el grado de ser un claro reflejo de la decadencia postmoderna, de esta felicidad dolorosa a la que llamamos realidad, del despecho vengativo, el porno, del insulto gratuito gritado por el gandul de turno, etc. Hermosilla va jugando, en un frenético viaje entre la ensoñación poética y la escatológica realidad inmediata, a ser y declararse mujer, en un discurso a ratos de un tremendismo feminista apabullante, pero que retornan a la oscura soledad de la viudez opcional.
“Siento una calentura triste
Una migraña recorriéndome el clítoris
Una amenaza metiéndose en mi culo
Siento golpes onerosos entrejuntando mis costillas
Separando mis dientes
Algunos terminan en mi laringe moribunda”
Cabe destacar que la poeta es una figura reconocible del periodismo nacional, ya sea por su columna en The Clinic, Revista Polvora, El Clarín, Indie.cl, su colaboración con Radio Placeres, e incluso en este periódico, donde desarrolla el tema político desde una mirada acuciosa e incisiva.
Gesto Mecánico se convierte en la cumbre del infierno lipovetskyano, donde es la moda, el sexo y lo efímero lo que define los márgenes del paradigma postmoderno, con la diferencia que Hermosilla sabe, y toma el riesgo, de posicionar a la mujer en este campo, constatando la misoginia colegiada del ambiente, en un poemario donde el dolor es consecuencia del placer, y es ella quien más goza.